miércoles, 26 de diciembre de 2007

La Luz Divina, por Cristian Claudio Casadey Jarai

El iniciado en la búsqueda de la primera resurreción o resurrección del alma, encuentra la luz divina en el bautismo.El bautismo es una iluminación, un photismo que anticipa al hombre la parusía. el hombre es a la vez estauróforo, portador de la luz y neumatóforo, portador del Espíritu.La nueva Jerusalén celeste "no tiene necesidad de sol ni de luna para que la iluminen, porque la Gloria de Dios la ilumina y su antorcha es el cordero" (Apoc. 21, 23).Es constante la búsqueda de la luz divina en la Humanidad. Desde tiempos remotos como cuenta el mito platónico de la caverna, la iluminación y la verdad han sido anheladas desde el comienzo de la historia.En el espacio astral, en el interior del espíritu que se abre en cada persona, son las ansias de libertad y luz que mueven el alma hacia la gracia de Cristo; hacia aquella gnosis oculta por el polvo de los siglos que el hombre ha olvidado pero que por el favor de la misericordia divina vuelve a encontrar.La crsimación o confirmación en la fe, en la gracia de Dios constituye un pentecostés continuado del bautismo por el agua, anticipo del Espíritu consustancial a Cristo que procede del Padre; es decir, que todo confirmado es neumatóforo, portador del espíritu, testigo consciente de la Verdad. Es aquel que después de una ardua lucha en su interior contra la tentación y los bajos instintos se deja llenar por el Espíritu Santo y anuncia el Reino, ya no sólo con palabras, sino también con el Poder, con un apostolado carismático y personal. Así, se da testimonio por medio del exorcismo, el don de la curación, la profecía, la distinción del aura y de los espíritus, en otras palabras, son los dones espirituales que se manifiestan en quienes han recibido al Espíritu como en su momento lo recibió San Juan, vidente y profeta, pero esencialmente sacramental en su evangelio.El Espíritu reposa de manera sublime en el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, siendo la tradición, la paradosis una fuente de revelación junto a la par de las escrituras, memoria sagrada y espíritu de discernimiento de la iglesia.