miércoles, 30 de enero de 2008

El Evangelio según Casadey. Capítulo Primero. Por Cristian Claudio Casadey Jarai.

El evangelio según Casadey. Capítulo Primero. Por Cristian Claudio Casadey Jarai.


Casadey, dirigiéndose a los presentes, empezó a hablar:

-" Más bien el alma o espíritu es el centro de energía y el periespíritu es el reflejo o resplandor de esa fuerza. Es como una lámpara, con su luz irradiante.
Hay un fuego sagrado dentro de cada alma, un manantial que nunca se agota. El periespíritu se encarga por medio de los sentimientos de hacer fluir los estados internos del alma.
Existe una escala de valores para dichos momentos que va desde el punto más indiferente hasta el más apasionado, con sus respectivas gamas intermedias.
Los sentimientos navegan en un río caudaloso y turbulento que recorre todas las arterias del ser inmaterial. Del flujo de esa corriente dependen los cambios de ánimo. Pero una sustancia principal purifica las aguas de los sentimientos: EL AMOR. Cuando el líquido se encuentra turbio es por la falta de amor. No debe confundirse el amor con la belleza exterior por que la verdadera belleza se encuentra en el interior, en la esencia de los elementos. Lo bueno y lo bello son consecuencia de la acción del amor, todo lo transforma. El amor es un manantial que nunca se agota."

Entre los presentes había gente interesada en escuchar a Casadey pero también estaban los que con odio en sus corazones decían: - "Callen al loco". Y se retiraban.

Sin hacer caso de las palabras envenenadas, Casadey siguió:

- "Han llegado tiempos difíciles. Hay fuerzas que se confabulan y luchan por el poder atrasando el avance del amor. La humanidad, en una loca carrera hedonista y tecnológica ha realizado grandes avances científicos para unos pocos. La ciencia pretende matar a Dios. El amor ha quedado en un segundo plano. La dictadura del placer y del dinero hacen estragos en los corazones de las personas. Es mucho más importante en esta época llenarse las arcas de bienes materiales que cultivar los dones espirituales. Se ha producido un grave dsequilibrio en el alma de la humanidad, en el espíritu colectivo formado por todo el conjunto de voluntades individuales que componen este mundo. Pocos son los que creen en la supremacía del amor, muchos son los incrédulos y los que ya perdieron la fe en la vida. La vida no terminá acá, este es simplemente un paso hacia otra dimensión, un estado superior al que el hombre accederá una vez que deje esta envoltura carnal a la que llama cuerpo y pase a su existencia astral. El periespíritu será el encargado de llevar al hombre en ese duro tránsito. Es un túnel largo lleno de obstáculos. Hay muchos caminos, pero uno solo es el correcto. Es la lucha entre dos poderes la que mantiene el equilibrio universal, hasta que no se cumpla con el plan divino y reine sobre el mundo una sola de ellas. Cuando llegue esa hora no todos estarán preparados. Algunos, en su afán de acumular riquezas materiales, solo se preocuparám por éstas, olvidándose de sus propias almas, las cuales errantes y sin rumbo fijo alternarán su mísera existencia entre este mundo y el limbo. Numerosos son los casos que han de venir en el futuro. El amor será la llave divina que abrirá los corazones con fe a las puertas de la eternidad, de la dicha y de la plenitud."

Casadey, luego de terminar de hablar, se dio cuenta de que se había quedado en la más profunda soledad parado en medio de la plaza. Obviamente, aquella sociedad no se encontraba preparada pra tales revelaciones.

Ya había tenido muchos problemas en ocasiones anteriores por recitar a los cuatro vientos sus ideas. A pesar de que el país decía vivir en democracia eran demasiadas las lacras que sobrevivían de las dictaduras militares.

Se proclamaba libertad de expresión mas en la realidad la censura era la que imperaba.

Casadey fue jubilado prematuramente de su trabajo, como lo lo podían despedir era mejor quitarlo del camino con un retiro anticipado. Casadey, pensando que con ello iba a disfrutar de mayor tiempo para predicar su doctrina, aceptó de manera gustosa. Pero tarde se dio cuenta de su error. Se iba quedando solo a causa de sus creencias, su familia lo dejaba de respetar, sus amigos le daban vuelta la cara. Su situación económica era pésima pero no lo incomodaba en lo más mínimo. Se fue acostumbrando paulatinamente a dejar viejas costumbres, ya no fumaba, no compraba sus diarios ni sus libros, dejó el café, en fin, un proceso lento que lo llevó a una vida austera, un verdadero asceta en medio de la alborotada ciudad.

Pero ese estado de cosas no duraría por mucho tiempo. En su descontento diario, Casadey recordaba una antigua historia:

-" Y el Maestro comenzó a hablar. Le dijo a su discípulo:
- "Los Maestros con el solo poder de sus palabras pueden matar a cuantos tengan la osadía de enfrentarles."

A lo cual el discípulo en silencio se preguntaba a sí mismo: "¿Pero por qué matar?"...

La historia cuenta que era de noche y caía mansamente la llovizna sobre la tierra. La neblina del lago acentuaba la extaña fauna astral que vivía y cuidaba la misteriosa gruta.

Esa misma noche, el viejo sabio no podía conciliar el sueño, así que sentado en la entrada de la cueva contemplaba el lento caer de los diminutos cristales de lluvia. Pensaba en su discípulo, en la vida, en lo que inexorablemente le depararía el futuro a su protegido.

En cualquier momento de aquella espesa noche volvería a importunarlo esa sublime presencia del mundo supraterrenal. Era el espíritu de un antiguo guerrero testarudo, una persona que al morir quedó anclada en el interior de la madre tierra. Cuando un ser humano fallece a veces su alma sigue habitando este mundo, bien por causa de la alquimia como la mayoría de las veces, o bien por su propio deseo como en pocos casos.

El anciano sabía que no existía ningún peligro en toparse con alguno de estos seres etéreos. Es tanto el asombro del ser humano de encontrarse con un ente celestial que causa distintas reacciones según el estado cósmico del observador.

La gruta, bien lo sabía el noble pensador, era el lugar ideal para la iniciación, a salvo de los cambios climáticos, discreta e inaccesible, cercana al lago, fuente d agua, vehículo eterno del bautismo, rito iniciático y purificador por excelencia.

Se acercaba el alba, faltaban pocas horas ya. El espíritu del guerrero no se hizo esperar más. Al verlo, el Maestro le dijo:
- "Te estaba esperando. He meditado mucho desde nuestro último encuentro, Guerrero. Estoy aquí para escucharte."

El guerrero replicó:
- "Venerable Maestro, para tí y tu discípulo el tiempo escasea. No falta mucho para que tu aprendiz cumpla con su destino. El mubndo será de los que desarrollen sus dones espirituales. Ya lo sabes, los muertos son los viajeros supremos. La muerte no es más que algo aparente: No existe en nuestra vida espuiritual. Se ve a los ojos de la carne, mas no a los del alma. Tu alumno deberá enfrentarse a entes astrales perversos e inferiores, que en realidad solo reflejan la maldad y las imperfecciones del ser que los ve. Superar la propia maldad y defectos es el verdadero reto"...

Así, mientras se levantaba el sol y la lluvia cesaba en su caída, el luchador dsaparecía entre las brumas de la gruta. El místico guía reflexionaba pensando en los falsos eruditos de las ciudades, en aquellos para los que es más preciosa la tinta del sabio que la sangre del mártir.

El pupilo se ponía de pie y comenzaba el día. Ya su misma vida diaria era una sucesión de duras pruebas además del férreo entrenamiento que le brindaba su mentor, a veces demasiado rudo para él.

Lo primero consistía en buscar el agua para abastecerse durante la jornada y si el clima lo permitía, tomar un baño. Dspués era preciso conseguir alimentos, por lo que mientras el Maestro pescaba su aprendiz se encargaba de recolectar cualquier cosa que pudiera ser consumida en el bosque adyacente a la cueva. De vez en cuando cazaba uno que otro animal cuya piel servía para el trueque por sal u otro elemento valioso cuando bajaba al pueblo. La sal, símbolo de vida, de conservación, era la alquimia viva en aquellos seres minerales que bastaban para dspertar los dones espirituales del Maestro y de su discípulo.

Al mediodía solían hacer un dscanso para comer y dscansar un poco.

A media tarde, comenzaban las enseñanzas de la sabiduría mística al neófito, la transmisión de todo el saber astral que guardaba el anciano en lo más profundo de su alma.

Esa tarde, luego de comer, apareció en el cielo una paloma blanca que se posó en la entrada de la gruta. Poco a poco el ave luego de un rato prolongado se fue alejando de aquel lugar iniciático.

Finalizada la visita del pájaro, el Maestro dijo a su alumno:
- "¿Has visto a la paloma? Ella es un símbolo. Ya pronto comprenderás. Somos espíritus encarnados, venimos de Dios, Nuestro Padre y vamos hacia Nuestro Padre. Así, pues, lo espiritual para nosotros es el paso prohibido, lo que nos está vedado, lo que vendrá al dejar este cuerpo carnal. Esta inercia de la ignorancia de los que nos deparará el futuro se traduce en una sed de conocimientos, d amor y de justicia distributiva. Mira los antiguos romanos; en su derecho, tres preceptos: honeste vivere, vivir honestamente, alterum non laudere, no dañar a otro y suum tribuere, da a cada uno lo suyo".

A esto último el iniciado protestó:
- "Maestro, Usted lo ha dicho, dar a cada uno lo suyo, ¿No es mi hora de recibir esas respuestas?"

El sabio respondió:
- "Sí, estás en lo cierto. El fuego es una vibración que fecunda la vida y a la luz la transforma, como también puede llegar a ser mortal y destructor, al igual que el agua, fluido sustentador de vida.

El alma es sustancia pura espiritual, incorpórea, inmortal y adimensional que ha descendido desde lo etéreo al mundo terrenal encerrándose en el cuerpo. Para que el espíritu se manifieste y triunfe se debe seguir el camino de las virtudes hasta llegar a Dios, Padre Perfecto, Único e Indivisible.

Las virtudes no pueden ser efecto de la casualidad ni de la fuerza. La causa que las genera es poderosa y debe residir en el mismo hombre. Las almas ingresan en la mansión celestial como recompensa a sus grandezas y virtudes. Uno de los medios más eficaces y provechosos para ejercitarse en la virtud es la meditación. Consta de tres partes, preparación, reflexión y conclusión.

La preparación consiste en un acto de fe en la presencia divina, un acto de humildad y arrepentimiento de los defectos y errores, una petición para acceder a la iluminación del alma. Debe realizarse con la debida sumisión y fe.

Para llegar al nivel de reflexión se solicita a la divinidad la purificación de los pensamientos, la humanidad es señora de su eternidad adimensional, criada para eso, viene del Padre Todopoderoso Creador y va hacia su morada celestial. La muerte es solo una transición terrenal al estado espiritual puro, cambio inevitable, "memento mori", "acuérdate que has de morir".

En ruego al Supremo es en la conclusión donde se alcanzan los frutos de la meditación y de la fe."


Esta historia fascinaba a Casadey. No recordaba su procedencia, pero imaginaba vívidamente un mundo de leyendas y misticismo en una extraña edad media idealizada por las búsquedas espirituales. Pretendía encontrar su propia piedra filosofal, la llave hermética que lo conduciría hacia la iluminación más perfecta al servicio de Dios y de la Humanidad.

Pero la realidad de la vida diaria chocaba estrepitosamente con sus anhelos y creencias. Tomado por loco por familiares y conocidos, por excéntrico para los desconocidos, todo estaba demasiado alejado de sus aspiraciones. A eso se sumaban su glotonería que lo había llevado a comer siempre por gula, hasta convertirse en obeso; su hedonismo, su gusto por las satisfacciones sensuales del cuerpo y su afición a las comodidades de la vida moderna.

Eran dos fuerzas poderosas que luchaban en el interior de Casadey desde hace muchos años, fuerzas totalmente opuestas que en algún momento explotarían.

Casadey a veces recordaba sus tiempos de juventud, su niñez y su adolescencia privilegiada en una vida abundante, en donde parecían no existir los problemas. Era una existencia dentro de una hermosa jaula de bronce y cristal que le impidió conocer las miserias del hombre.

Poco a poco, mientras iba creciendo, la lujosa prisión se dsgastaba y dejaba ver la realidad de la calle. Con la muerte de su padre, un hombre de gran nobleza y carácter aguerrido, Casadey tuvo que enfrentarse a las primeras crisis de la vida. Fue un golpe demoledor de que a duras penas salió victorioso a pesar del daño inflingido en lo más profundo de su alma. A pesar de la desaparición física de su progenitor, Casadey sentía que el viejo valeroso lo acompañaba dsde el otro mundo. Preocupado por esa presencia que lo miraba desde una dimensión incomprensible al entendimiento del hombre, Casadey se dedicó a la lectura y al estudio de temas folosóficos y espirituales. No conforme con la información que conseguía, decidió experimentar e interpretar los sucesos de esta vida y del más allá por sus propios medios.

Al comienzo pensaba que lo más acertado sería no aprender sólo de libros. Necesitaba la guía de una persona especial, alguien experimentado, un Maestro...

Fin del capítulo primero