lunes, 14 de enero de 2008

Leyendas de Hudson: La leyenda del loco de la plaza. Por Cristian Claudio Casadey Jarai.

Era una plaza muy extraña. La mitad estaba ocupada por casas familiares, la otra mitad eran viviendas de clase baja. Grafittis alusivos al sexo y a las drogas cubrían las viejas parede. Juegos destrozados por el vandalismo añadían al paisaje un velo triste. Ya el lugar no era un espacio verde para niños. Grupos marginales de adolescentes se habían apoderado de la zona. Eztrañas actividades narcóticas se sucedían tanto de día como de noche. Un vecino, cansado de los robos y los abusos decidió dar fin a la situación. Ex policía, fue separado de la fuerza debido a su oscuro pasado en los setenta. Se rumoreaba que había participado en los siniestros hechos ocurridos en el centro clandestino de detención conocido como Garage Olimpo. Sus contactos políticos y su fortuna le permitían burlarse en la cara a la justicia. Conservaba un fuerte arsenal en su hogar. Lustró su falcon verde y cargó la luger que le había regalado un viejo oficial SS que vivía en la maldita Bariloche, refugio de criminales de guerra. Se acomodó el bigote. La grasa le colgaba encima del pantalón. Ya no tenía contacto visual con sus partes íntimas al orinar. Estaba demasiado gordo, producto de la buena vida que se daba a diario. Los sobornos del pasado le permitían vivir en medio del miserable barrio con ciertos lujos. Admirador de Charles Bronson salió a jugar de Vengador Anónimo.
Estacionó el tenebroso auto en medio de la plaza. Los jóvenes miraron sorprendidos como salía del vehículo el obeso fascista. Sacó el arma y gatilló. Nada. Desesperado, la diarrea fluía en sus pantalones. La pandilla se acercaba. Subió al coche. Nada. No arrancaba. EL olor a excremento ya era insoportable. La gente rodeó el transporte. Entre risas un jovenzuelo drogadicto exclamó: -"Qué olor a mierda. Se cagó el abuelo. Vamos a fumar un faisán. Flaco, traé el tetra." Risas.
Llorando, bañado en materia fecal bajó de su Rosinante genocida y nunca más se lo volvió a ver en el barrio.