martes, 5 de febrero de 2008

Atlántida y Neo Alquimia. Por Cristian Claudio Casadey Jarai.

Tanto y más difícil que elevarse al Nirvana oriental es encontrar nuestra Atlántida interior.

Dentro de nuestras siempre indómitas almas se esconde entre las aguas astrales un extraño continente perdido.

Podemos encontrar en el Purgatorio I, 22-27 de Dante Alighieri una poco común visión de aquellas míticas tierras:


Io mi volsi a man destra e posi mente
All'altro polo, e vidi quattro stelle
Non viste mai four ch'alla prima gente
Goder parea il ciel di lor fiammellei
O settentrional vedovo sito
Poi che privato sei di veder quelle!


Increíble. Dante en el año 1300, desde Verona o Padua ya cantaba a las cuatro estrellas que forman la Cruz del Sur adelantándose casi doscientos años al descubrimiento del Nuevo Mundo. ¿Pudieron ser mensajes atlantes supraalquímicos del plano adimensional? Nunca lo sabremos a menos que llegue alguna luz sobrenatural que ilumine nuestros pálidos conocimientos.

Desafiando a las magnas leyes de la patafísica ya Platón en su diálogo Timeo afirmaba la existencia de una enorme isla más allá de las columnas de Hércules, más grande que África y Asia juntas. En Critias, el discípulo de Sócrates nos regala con gran detalle datos acerca del continente sumergido ¿tal vez consecuencia del Diluvio Universal?

El atanor de los alquimistas representa un mundo menor, un microcosmos, una reducción atlante de sabiduría ancestral, cristalizada en el aire.

Una historia cíclica se repite. A lo alto, la protección hiperastral del coloso de Rodas, otrora arcaico precursor de Mazinger Z, era capaz de divisar fotoatómicamente la Lemuria africana, siempre en guerras interespirituales contra las fuerzas del Averno.

Al igual que el éxodo judío, atlantes mesiánicos metafísicos peregrinaron por todo el mundo antiguo repartiendo su gnosis entre sus adeptos. Juramentos feroces hicieron que estos lujosos datos sigan permaneciendo hasta el día de hoy en el más oscuro de los secretos. Queda en nosotros revelar los herméticos misterios de nuestro incomprendido interior.