Televisión. Por Cristian Claudio Casadey Jarai.
Nuevamente me molestaba el alto volumen del televisor. De la habitación contigua salía el horrendo sonido de la voz del locutor directo a mis oídos. Maldita mi suerte. Ganas de blasfemar, de golpear paredes y patear perros. Malos pensamientos, frutos bastardos de la penosa ociosidad de la media mañana de un sepulcral domingo. De pronto, silencio. Corte de suministro eléctrico. Nuevamente paz.