viernes, 26 de septiembre de 2008

Impresiones sobre la lluvia. Por Cristian Claudio Casadey Jarai

De repente, la tarde somnolienta se ve amenazada por el agua. La paz ha terminado. La violencia del líquido pronto se agota para dar paso a una sinfonía continua de suaves murmullos. El aroma a humedad ahora todo lo impregna, desde las frescas tierras hasta las fosas nasales. Poco a poco el llanto del cielo va mermando. A lo lejos se escuchan algunos truenos, tristes quejidos de la bóveda celeste. Extraño es el destino de los hombres, con los pies en la tierra y la mirada hacia el firmamento. La Divinidad, en un acto de extrema misericordia, aparta sus nubes para dejar brillar al astro rey en todo su esplendor. Que la dicha de los seres vivos sea eterna.